Por Karla Garcia Villalobos Lobo
Qué difícil es el aceptar que tu ropa ya no te queda sobre todo cuando te aprieta cuando te queda chica porque siendo realistas cuando nos queda grande normalmente brincamos de alegría y en lo primero que pensamos es en el “ya baje de peso”, nos cambia el humor, nuestra expresión y el brillo en el rostro pero, ¿qué pasa cuando la ropa nos aprieta?
Yo no sé ustedes pero creo que la mayoría y me incluyo nos sentimos enojad@s, nos cambia el humor, muchas veces hasta lloramos, nos ponemos tristes, nos frustramos, sentimos rechazo hacia nuestro cuerpo, entre muchas otras cosas. Y es normal porque nos han enseñado y hemos crecido con la idea de que tenemos que ser una cierta talla, que el cuerpo debe ser un ente estático y por lo tanto debemos mantenerlo siempre en la misma talla.
Pero, ¿qué crees? que nuestro cuerpo esta vivo, se mueve y dependiendo de la situación por la que estemos pasando, la etapa que estemos viviendo, entre muchos otros factores cambiará, y el cambio no es malo aunque creamos que lo es. Si no cambiáramos no aprenderíamos, no creceríamos y nos quedaríamos siempre en el mismo lugar.
Me costo muchos años de terapia, de trabajo constante y diario entender que mi cuerpo tiene permitido cambiar, que un número en la báscula, una talla no definen mi valor como persona y mucho menos a mi cuerpo. Que no tiene nada de malo el que a veces tengamos que comprar ropa más grande o ajustarla para que nos quede bien, que mi cuerpo sin importar su constitución, su forma merece ser respetado, aceptado y cuidado.
Durante la pandemia aprendí y me di
cuenta de algo que hoy quiero compartir con ustedes. Nos aferramos tanto a querer entrar en prendas mas chicas que somos capaces de aguantar la incomodidad, es decir que el pantalón nos apriete tanto que hasta se nos quede marcado en el abdomen, que la chamarra nos quede tan ajustada que nos impida movernos libremente, entre muchas otras cosas, cuando la realidad es que la ropa fue diseñada para acoplarse a nosotros y no nosotros a ella.
Las prendas que usamos deberían y deben reflejar quién realmente somos, debemos tener la libertad de poder movernos, de sentirnos a gusto, segur@s de nosotros mism@s y cómod@s al vestir en vez de estar y sentirnos incomod@s, sin poder movernos y tratando de aparentar algo y alguien que no somos.
Nuestro cuerpo sin importar la figura o forma merece ser tratado con respeto, debe de ser aceptado, apreciado, abrazado y cuidado en sus diferentes facetas y versiones. Es más debe ser valorado desde el día uno simplemente por todo lo que hace por nosotros día tras día.
Pero, ¿Qué hago cuando mi ropa deja de quedarme, es normal? a continuación te compartiré algunas de las cosas que hago cuando mi ropa deja de quedarme:
Antes de probarme la ropa, me repito a mí misma que sin importar cual se el resultado no definirá ni mi día, ni mi mente, ni mi humor, ni cambiará la percepción que tengo sobre mi cuerpo y mi misma.
Me recuerdo que es normal sentirse decepcionad@, triste o enojad@, así que me permito sentir, luego identificar mi emoción, analizar el por qué o que es lo que me lleva a sentirme así.
Me recuerdo a mi misma de todo aquello que mi cuerpo hace por mi, el que me permite abrazar a mis seres queridos, moverme, hacer las cosas que mas disfruto y amo hacer, bailar, sonreír, vivir… Es decir, busco enfocarme y fijarme en todo lo que mi cuerpo me permite hacer mucho más allá de su forma física.
Me recuerdo a mi misma que mi cuerpo tiene permitido cambiar y que la ropa se debe de adaptar a mi y no al revés, esto me ayuda a sacar todo aquello que no me queda y a ver este momento como una etapa de cambio, de renovación una oportunidad de crecimiento para mejorar como persona y para recibir cosas nuevas.
Vendo la ropa que saque para así poder comprar un poco de ropa que me quede realmente bien, que me permita moverme, que pueda usar en cada etapa y con la que me sienta verdaderamente yo misma, segura de mi misma, cómoda y que además me ayude a expresar quien realmente soy.
Recuerda que esto lleva tiempo y requiere de mucho trabajo. Pero pequeños pasos llevan a grandes cambios. El primer paso es empezar por trabajar en cambiar la forma en que pensamos y nos sentimos acerca de nosotros, modificar nuestra manera de ver las cosas, sanar y trabajar en nuestra autoestima, ya que si no empezamos por nuestro interior difícilmente podremos aceptarnos de forma integra pero sobre todo aceptar que el cuerpo cambia, que no tiene nada de malo y entender que no tienes la culpa, ni tienes por que sentirte mal cada vez que tu ropa no te queda.
Dejemos de fijarnos en la talla y mejor fijémonos en las texturas, los colores, la comodidad, lo que nos hace y como nos hace sentir la ropa que usamos y nos ponemos, en todo aquello que nuestro cuerpo hace por nosotros cada día y en lo que el cambio verdaderamente significa, una oportunidad para renovarnos, transformarnos, seguir creciendo, aprender de los errores, para ser mucho mejor que ayer.
¿Tu que haces cuando tu ropa deja de quedarte? ¡Cuéntanos en los comentarios nos encantará leerte!
Se me hace muy importante e interesante todo esto que comentas me agrado