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Entre ese ideal, el tan anhelado éxito y eso que te hace feliz.

Camila Fernández



Tenía la idea que solo debía seguir unos cuantos pasos para alcanzar esa vida “ideal”, que anhelas cuando eres pequeño esa que ves en las revistas, en la televisión y ahora en las redes sociales. El plan consistía en mantener un peso que me permitiera “verme bien”, ser buena académicamente, familiar, tener muchos amigos, tener una pareja digna de la idea del príncipe azul y por supuesto tener un trabajo “aceptable”, ese que me permitiera tener suficientes ingresos para llenarme de cosas que, aunque no necesitara se ajustaran a ese ideal de persona de éxito y con ello, llegaría la felicidad, quería demostrar que había adultos felices, quería ser uno de ellos.


Ahora a mis veintitantos y como psicóloga, me cuestiono cómo ha permeado mi vida esa búsqueda de lo “ideal”, esa que se convirtió en incitadora y limitante. Me pregunto quién marca los ideales realmente y desde cuándo los sentimos como nuestros. En el camino de ese ideal, he descubierto lo perdida que se puede estar, al seguir el ritmo de una vida que no sabes si quieres, de un cuerpo que sientes ajeno, porque no se acomoda, donde te quedas en lugares y personas donde no vibras, donde te quedas en un empleo que perturba, todo con la idea de alcanzar, de adaptarse ¿realmente a qué? ¿para qué?


Invito a los lectores a cuestionarse su ideal y reconstruirlo desde lo que son y quieren ser (realmente), vamos por la vida siguiendo guiones y lineamientos sin disfrutar del camino porque solo se piensa en la meta. Y si te permites hacerte consciente de ti, de eso que recorres, de tus pausas, de tus subidas y de eso que te ha permitido ser lo que eres hoy y de eso que podrías ser ¿Cómo seria tu camino?¿lo disfrutarías más?


Y si vamos más profundo y si nos cuestionamos ¿Y si el éxito ha estado frente a nosotros todo el tiempo? imagínate ir por la vida con el deseo de vivirla, donde un “No”, no sea barrera sino etapa, un “Si”, sea una oportunidad, donde la felicidad no sea un ideal inalcanzable. Mas bien, la felicidad sea vista como la suma de instantes donde somos participes de lo magnifico y poderoso que puede ser nuestro paso por esta tierra.

Ahora, no veo lejos la palabra “Éxito”, la siento más cerca que nunca cuando empecé a mirar a mi alrededor, cuando empecé hacerme consciente.