Por Karla García Villalobos Lobo



Si bien sabemos nuestras expectativas no solo a nivel capacidades y habilidades, si no también a nivel externo, es decir, en cuanto a nuestra apariencia, y nuestro cuerpo tienden a ir mucho más allá de la realidad. ¿Cuántas veces no hemos volteado a ver a la o al de a lado y dicho ya hoy empiezo porque voy a lograr estar como el?, o no nos vayamos lejos, cuántas veces en nuestras redes sociales no vemos publicidad en donde salen modelos con outfits y unos cuerpos delgados y/0 marcados, y decimos quiero estar como esa persona lo voy a lograr y una vez que este así seré más feliz y es más todos se quedarán sorprendidos y al mismo tiempo yo habré logrado convertirme en mi mejor versión.
Idealizamos, nos contamos historias a nosotros mismos que van mucho más allá de la realidad porque es lo que nos han enseñado a hacer, lo que nos ha impuesto la sociedad y lo que nos han vendido los entes de la moda, la mercadotecnia y la publicidad. Todo enfocado a lo exterior, quienes estandarizan la belleza, definen el tipo de cuerpo ideal, la persona “perfecta” afectando lo más importante, y digo importante porque somos mucho más que un cuerpo, somos mente, alma, espíritu y corazón también.
Ojalá yo me hubiera dado cuenta de esto antes. Si así es, al igual que tu yo buscaba todo esto, idealizaba, soñaba, vivía bajo las expectativas de quién debía ser en vez de enfocarme en quién soy en realidad. Miles de planes de alimentación restrictivos, rutinas de ejercicio extremistas y un vacío por dentro, una guerra conmigo misma que no terminaba. Y todo por que en vez de verlo y de hacerlo partiendo del amor propio basado en el equilibrio, lo hacía desde el rechazo y la restricción. Fuera de cuidar mi cuerpo y mi ser interior como persona, lo que hacía era poner a pelear a ambos (mi cuerpo y mi ser), esto llevándome a nada más que a disgustos, a sentirme insatisfecha con todo el “trabajo duro” que había venido haciendo, con mi cuerpo, mi mente y mi ser.
