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¿Cómo construir una relación sana con el ejercicio?

Por Karla García Villalobos Lobo

Si somos realistas, la gran mayoría de nosotros nos ejercitamos con el objetivo y la finalidad de cambiar nuestro cuerpo para encajar estéticamente y cumplir objetivos inalcanzables, siendo pocas las personas que realmente hacen ejercicio de forma consciente, es decir que escuchan verdaderamente a su cuerpo, mente y alma antes, durante y después del entrenamiento.

Nos empeñamos en fijarnos y en voltear a ver durante el entrenamiento nuestro reloj para contar los minutos y las calorías quemadas que llevamos. Nos presionamos y nos obligamos a ir a hacer ejercicio cuando de verdad nuestro cuerpo nos dice que no, porque estamos obsesionados por querer bajar de peso, tener ese cuerpazo, ganar músculo, quemar las calorías ingeridas de más en nuestras vacaciones, o del fin de semana, o del día anterior, vernos bien, etc, a tal grado que saltarnos un día de entrenamiento nos causa un sentimiento de insatisfacción, agobio, culpa, decepción, etc, llevándonos al punto de realizar ejercicio aunque no lo estemos disfrutando y suframos. O por el contrario, no hacemos ejercicio porque en verdad lo aborrecemos, no tenemos condición, no le encontramos el gusto, sufrimos, no lo disfrutamos y lo vemos como el enemigo número uno.






Si bien, el ejercicio juega un papel importante en nuestra vida, y como ya sabemos nos trae muchos beneficios, sobre todo a nivel salud mental, espiritual y física. Todo esto de tener una relación positiva con el ejercicio suena muy bonito, pero la pregunta es ¿cómo logramos esto?