Por Daniela Roldán



La famosa y tóxica cultura de la dieta, nos ha hecho creer que el subir de peso o que el número en la báscula sea superior al que es considerado como nuestro “Ideal” (que ni siquiera existe), es algo malo, cuando en realidad el aumento de peso, no es tan dañino como creemos. Pero… ¿cómo puedo aceptar eso? ¿cómo puedo aceptarme cuando he subido de peso, si el resto del mundo me grita lo contrario?
Primero que nada ¿qué es el peso? El peso es una variable que se ha utilizado durante mucho tiempo en el área de salud como un indicador de bienestar. Sin embargo, la realidad es que este número por sí solo, no nos comunica nada sobre nuestro estado de salud, pues se ve influenciado por un sin fin de variables como lo son nuestra edad, estatura, el tipo y frecuencia de ejercicio que practiquemos, el consumo de ciertos medicamentos, ciertas patologías, el conjunto de nuestros hábitos (alimentación, movimiento, descanso, manejo de estrés), nuestra genética, el momento del día, entre otros...
Ahora bien ¿por qué puede existir un aumento de peso? En muchos casos puede significar el proceso de recuperación de una enfermedad; de la misma manera, puede ser el resultado del aumento de tu masa muscular; o muchas veces, simplemente el mejorar nuestros hábitos puede llevarnos a tener un peso más alto que el que teníamos, pues nuestro cuerpo se encuentra en un estado de bienestar.
Por otra parte, si ese aumento de peso se asocia a un conjunto de hábitos que no son favorables para la salud (el consumo de sustancias tóxicas, falta de movimiento y descanso, exceso de estrés, mal manejo de emociones, entre otros) eso no significa que seas mala persona, que seas indisciplinado, o que te falte voluntad… NO…Simplemente, es cuestión de hacer una pausa, y reflexionar cuáles son los cambios que necesitamos hacer para mejorar nuestra integridad.
